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Pintura táctica: cuando los vehículos militares se mimetizan con el entorno

En el mundo del motor, cada elemento de un vehículo tiene un propósito que va más allá de lo estético, y en el caso de los vehículos militares, el color se convierte en una herramienta estratégica. El Ejército de Tierra español utiliza un característico tono caqui, diseñado no solo para integrarse en entornos naturales, sino también para reducir su detección tanto visual como en el espectro infrarrojo. Este matiz, aplicado con sistemas de pintura avanzados, es parte de la tecnología que garantiza la eficacia operativa de estos vehículos en misiones exigentes.

La aplicación de esta pintura no se limita a una capa superficial. En los carros de combate y vehículos blindados, el proceso involucra un sistema multicapa específico para cada parte del vehículo. En el interior, se emplean pinturas ignífugas en tonos gris azulado, con acabados en blanco manchado y verde jade, pensadas para ofrecer protección y mantener la visibilidad en condiciones adversas. En los cañones, un esmalte sintético especial proporciona tanto camuflaje como impermeabilización, mientras que en las superficies exteriores del carro se utiliza un poliuretano alifático con acabado antideslizante, que mejora la seguridad y resistencia frente a condiciones extremas.

Landecolor, empresa especializada en este tipo de recubrimientos, ha desarrollado también una alternativa ecológica homologada para el Ejército español. Se trata de un esmalte de poliuretano al agua que conserva todas las propiedades técnicas, incluida la curva de reflectancia necesaria para el camuflaje infrarrojo, pero con un impacto ambiental reducido. Este avance demuestra que sostenibilidad y alto rendimiento pueden ir de la mano incluso en contextos tan exigentes como el militar.

La tecnología de estas pinturas también se aplica en vehículos de alta movilidad, preparados para recorrer más de 600 kilómetros sin repostar, superar pendientes del 70 % y adaptarse a todo tipo de terrenos. Tanto en tareas de mando y apoyo de fuego como en misiones de transporte o exploración, estos sistemas de recubrimiento contribuyen a su operatividad y supervivencia en el campo.

Aunque concebidas para uso militar, estas innovaciones tienen un potencial claro en el sector civil. Revestimientos ignífugos, acabados antideslizantes y pinturas duraderas podrían incorporarse en camiones de emergencias, todoterrenos extremos o vehículos de expedición. El desarrollo de alternativas ecológicas base agua, sin sacrificar prestaciones, abre además la puerta a una transición más sostenible en el mundo del motor.

La pintura, cuando se ve desde la perspectiva militar, deja de ser un simple adorno para convertirse en una capa de protección, funcionalidad y tecnología. Lo que hoy oculta un vehículo en el campo de batalla podría, mañana, mejorar la seguridad, resistencia y sostenibilidad de los automóviles que circulan por nuestras carreteras.

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